¡Gracias por el feedback!

El feedback es cuando alguien comenta si haces algo bien o mal buscando ayudar. En español el feedback es retroalimentación, pero no escogí esta palabra porque coloquialmente se usa más el término en Inglés.

La diferencia entre juzgar y dar feedback es la intención de ayudar. Juzgar es más parecido al bochinche. El feedback es dar comentarios constructivos de frente.

Un ejemplo de feedback: Alguien te dice que duerme mal. Más tarde te cuenta que se toma un espresso doble después de cenar. Tú unes los puntos y recuerdas que leíste en un estudio que la cafeína, el alcohol y las comidas pesadas antes de dormir empeoran el sueño. Se lo cuentas, y le indicas que si quiere dormir mejor, entonces debería cambiar sus hábitos.

El feedback es una herramienta de introspección. Partamos de la premisa de que para crecer tienes que conocerte. Pero todos tenemos puntos ciegos, lo que dificulta la introspección. Los puntos ciegos son hábitos o cualidades que no estamos conscientes que tenemos. Si son negativos, creamos mecanismos de defensa para evitar confrontarlos.

Si quieres corregir un problema, el primer paso es estar consciente que existe uno. El feedback es como una linterna que alumbra tus puntos ciegos para reconocer tus carencias.

El feedback es un taboo en la sociedad porque los intereses no están alineados. El riesgo para la persona que lo da es alto y la recompensa baja o negativa, la gente se puede ofender. Si lo haces bien, la mayoría de las veces no ganas nada; tal vez, solo la satisfacción de tratar de ayudar. La sociedad no lo hace porque tiene riesgo alto y bajo retorno.

Sin embargo, hay relaciones donde el retorno puede ser enorme. Mientras más cercana y recurrente la relación, mayor puede ser el retorno. Si logras establecer una relación de feedback mutuo, entonces entras en un ciclo virtuoso de crecimiento.

Es positivo dar feedback a tu pareja, equipo de trabajo, familia y amigos. Si tienes pareja, probablemente conoce bien tus fortalezas y debilidades —su linterna es atinada y potente. Si tienes un equipo de trabajo, el feedback mejora la comunicación y hace que el equipo sea más eficiente.

El problema es cuando te rechazan el feedback. Es como si regalaras un espejo, la persona agarra el espejo, mira su reflejo, se asusta, se mira con asco, lo tira al piso, te grita, se voltea y se va. Ahora toca pedir perdón —qué pereza. Lastimosamente esa relación se mantendrá superficial porque tienes que cuidar cada palabra que dices para no ofender. Se convierte una relación de cordialidad.

A continuación un par de tips para evitar este rechazo:

Si lo recibes

Escucha atentamente. Asume buenas intenciones y haz sentir cómoda a la persona. Reconoce que se está poniendo en riesgo al darte feedback.

Si sientes que se demoran escogiendo las palabras correctas para tener más tacto, pídeles que sean lo más directo que puedan, que eliminen el tacto y transmíteles que te encanta el feedback. Si no entendiste, pide aclaración. Si hay algo de valor que no conocías, pídeles que expandan con un ejemplo específico. Sácale el jugo.

Cuando termine, resúmele el feedback para asegurar que entendiste bien. Luego di, “¡Gracias por el feedback!”. Analízalo y comunica si lo aceptas o no. Si estas indeciso, di que vas a pensarlo. Si si lo aceptas, di qué harás para remediarlo. Si no lo aceptas, di las razones. Deja espacio para que refuten.

Luego, a solas, escríbelo y reflexiona. Préstale mayor atención al feedback que te duela. Si te duele, busca por qué, esos son los mejores.

Si lo das

Las reglas para recibir feedback son fáciles, para darlo no tanto. Primero tienes que analizar si vale la pena darlo.

  • ¿Es el momento adecuado?
  • ¿Estará abierto al feedback?
  • ¿Qué tan cercana y recurrente es la relación?
  • ¿Será feedback nuevo?

Hay más valor si el feedback no es obvio. Todo el mundo sabe si está gordo y que fumar es malo.

Si estas preguntas son satisfactorias, procede con el feedback pero… Hazlo rápido. Los humanos somos como perros aprendiendo a no orinar en algun lugar; si pasa mucho tiempo desde que ocurrió el evento, no entendemos. Si es posible, que sea en privado. Ten tacto. Di que puedes estar equivocado; nadie es dueño de la verdad.

¿Qué hacer cuando te lo rechazan?

Si es alguien cercano y que ves frecuentemente, entonces la siguiente conversación tiene que ser sobre la importancia del feedback. En esa conversación puedes pedir feedback sobre cómo puedes mejorar dándolo.

Si no es una relación cercana y recurrente, sólo pide perdón y no vuelvas a darle feedback. No vale la pena. Ellos se lo pierden.

Invita el feedback

Sé proactivo creando espacios para que el feedback ocurra. La gente que me rodea sabe que lo valoro porque explico mucho este concepto y lo pongo en práctica. En realidad me encanta el feedback porque busco la verdad y crecer. Me emociono mucho cuando es feedback que no conocía y admiro a las personas que me dan algo para pensar.

Me gusta dar feedback porque así la gente se siente más cómoda dándolo. Tengo relaciones de mucha confianza donde valoramos el feedback. En esas no necesitamos filtro y podemos ser unos ‘hijoeputxs’ —son relaciones bonitas.

Los invito a que me den feedback. Aunque sea decirme que estoy gordo en público. Lo que sea. De antemano les digo: ¡Gracias por el feedback!


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